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Fiestas de Quito: Y sin los toros, quien somos?

La definición de "arte" y "cultura" evoluciona en Latinoamerica. En el año 2012 el alcalde de Bogotá Gustavo Petro anunció entrar en diálogo con la comunidad capitalina para prohibir la tradición de las corridas de toros en la ciudad y darle a la Plaza de toros de Santamaría un uso distinto, además de negar recursos de empresas públicas para tales fiestas. Actualmente es usada para eventos culturales.

Un ser humano es parte de un todo, llamado por nosotros Universo, una parte limitada en tiempo y espacio, se experimenta a si mismo, sus pensamientos y sentimientos como algo separado del resto; Esa separación es una especie de ilusión óptica de su conciencia; Esta falsa ilusión es una especie de prisión para nosotros. Nos limita a nuestros deseos personales y a dar cariño sólo a personas cercanas. Nuestra tarea debe ser liberarnos de esta prisión ampliando nuestro círculo de compasión, incluyendo a todas las criaturas vivientes y a toda la naturaleza en su belleza". -Albert Einstein

Los toros son un tema delicado porque para muchos está en el corazón de lo que forma parte de nuestra identidad como quiteños. Dada la inestabilidad ambiental, social, y económica a nivel mundial, es urgente que nos pensemos más allá de la tradición en favor de la innovación, la creatividad, y la diversidad. La suspensión de las corridas es una oportunidad para repensar quiénes somos y -aún más importante- quienes queremos ser.  

Quito fue fundada en el tiempo del cacique Quitumbe, quien dió nombre a los primeros pobladores de la región -los quitus. Las fiestas de Quito pasa por alto esta primera ‘fundación’ y son insólitas por abiertamente celebrar la conquista de la ciudad milenaria. Pero esto es simplemente la primera parte de un proceso más largo de globalización: antes de la colonización española, los Quitus se habían fusionado con los Caras; después llegaron los españoles trayendo personas esclavizadas desde África que se encontraron con los habitantes originarios de las Américas, y es hasta el dia de hoy que nosotros seguimos mezclándonos con culturas de todo el mundo. En todos estos casos compartimos distintas descendencias genéticas, lingüísticas y culturales. Entonces ¿por qué practicar pasivamente nuestra herencia histórica? El que nuestra identidad esté cambiando constantemente nos permite a cada uno de nosotros el definir qué es lo que queremos ver cuando nos vemos en el espejo.

Toda sociedad colonizada o ‘globalizada’ tiene una profunda crisis de identidad porque no se es ni lo uno ni lo otro. En 1928 el poeta brasileño Oswald de Andrade propuso junto al movimiento antropófago trabajar la contradicción entre las culturas “primitivas” (amerindia y negra) y las “modernas” (de herencia europea) a través de la metáfora del caníbal, digiriendo la mezcla de culturas en un proceso de asimilación activo y armonioso que deja lo malo y re-elabora lo bueno.

Para construir una nueva identidad es necesario revalorar nuestro pasado, presente y futuro. Las corridas de toros vienen de la España medieval, notoria por la crueldad de sus festividades con animales como gansos, patos, cabras, cerdos, codornices y por supuesto, toros.Aunque se hable de las corridas como un tema de libertad de expresión ¿realmente queremos perpetuar el elemento cultural de la tortura y el sufrimiento animal como un espectáculo público? La “libertad” de torturar nos cuesta nuestra propia humanidad.

La suspensión de la Feria Jesús del Gran Poder en el 2012 es tan importante para los 36 toros que no morirán en el ruedo este año como para toda una ciudad que tiene la oportunidad de evolucionar con los tiempos. Tenemos mucha riqueza local que podría ser celebrada para llenar el vacío existencial y económico de una plaza sin feria medieval. Apreciar desde a todos los artistas que necesitan espacios y apoyos para continuar haciendo música, literatura, cine, danza, teatro, etc. hasta la gran diversidad de nacionalidades, lenguajes, delicias culinarias e inclusive nuestra forma de relacionarnos con la diversidad biológica que nos rodea.  Las posibilidades para redefinirnos son infinitas. El reto es aprovechar esta oportunidad y celebrar un Quito megadiverso donde el espectáculo de la vida no gire solamente alrededor de la muerte.